jueves, 11 de diciembre de 2008

La Memoria de los Muertos



Anda España revolucionada con la Ley de Memoria Histórica, con las heridas de la guerra civil, que como si fuera un fantasma atrapado y cansino se aparece una y otra vez en esa casa encantada que es la agenda política española…

España como todos habrán intuido en sus vidas tiene cierta tradición cristiana, hoy día en desuso por la gracia de Dios, pero aunque los caminos del señor cada vez anden más díscolos con lo que desde el Vaticano se predica, no es extraño que en la cultura popular haya calado hondo una cosa que desde el principio de la historia de la humanidad se viene practicando, el respeto y culto a los muertos. Es normal que desde las familias del bando republicano se quiera en muchos casos dar sepultura a sus desaparecidos, a fin de cuentas el único lugar en el que existen muchos de ellos más allá de las actas de su fusilamiento es ese pequeño trozo de alma que vive en algunos de sus familiares y que segundo a segundo libra contra el tiempo una lucha imposible de ganar… ¿Cuánto quedará para que el anonimato se los lleve?

Pero, lo que más me duele es que por diversas razones que tocan desde lo económico hasta la anacronía de estos desenterramientos no quieran reconocernos el que nuestros muertos sigan estando ahí, ustedes, católicos, apostólicos y romanos de pro… Quizás sea porque en esos casi 40 años de dictadura que se sucedieron a la guerra ustedes tuvieron no sólo la oportunidad de encontrarlos, sino que también pudieron disfrutar de la veneración casi divina que desde el poder se procesaba a los “caídos por España”. Llegados a este punto, no quiero olvidarme de que todavía siguen habiendo fosas repletas de nacionales, claro que también tienen el derecho a encontrar a sus muertos, esta ley lo recoge y es algo completamente justo.

Quizás, no se quiera desenterrar a los muertos porque desde esos sectores reaccionarios se sigue venerando la dictadura, no con la devoción de épocas pasadas por suerte, pero sí puede dilucidarse cierto hálito nostálgico en los timbres de sus voces y en la simple negación de condena del mismo, es una triste situación, porque en el fondo parece que lo que no quieren reconocer es que el régimen fue algo perverso y que esos huesos, esas familias que quieren recuperar a sus muertos, son puntos negros que demuestran la injusticia de uno de los episodios más oscuros de la historia de España, una guerra civil y una dictadura, esos muertos son la memoria tangible de aquello que por el bien de todos no debe volver a repetirse.


“Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.”

Antonio Machado

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