lunes, 12 de enero de 2009

Hoy

Una de las máximas que más me gustó de la infinidad que Víctor Hugo plasmó a lo largo de “Los Miserables” era una que decía más o menos lo siguiente:

“A las personas habría que juzgarlas por sus sueños”

Desde que la leí no he podido dejar de darle vueltas… ¡Cuanta razón tenía!... Y al mirarme al espejo no puedo dejar pensar en ella, ¡Ahora que por fin están volviendo!... Me encanta sentir después de tantas nubes, de oscuridad, de desolación, de vacuidad y al fin y al cabo de llanto e inseguridad, cómo de entre todo está empezando a resurgir esa pequeña idea que hace tiempo que perdí esos sueños que olvidé en alguna parte del camino aquellos que plagas asolaron y desterraron de mí mismo, casi son arrasados por la nada, casi lo consiguen, puede que todo esto sea sólo un espejismo, otra pesadilla más disfrazada, pero la esperanza que condujo al hijo pródigo a resucitar de entre los vivos me hace hoy dichoso de volver a mirarla a los ojos, hoy vuelvo a sentir mi verdadera fortuna, esa que Edmundo Dantés agradecía de todo corazón a aquel abate que se esfumaba entre los brazos de la parca, hoy desde el horizonte y hasta el infinito no habría juez capaz de condenarme por mis sueños. Gracias.

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